El águila harpía es uno de los animales más emblemáticos de las selvas húmedas de América Central y del Sur, de donde es endémica. Su nombre proviene del griego Harpe, que en la mitología representaba un monstruo con alas, garras afiladas y rostro de mujer cuyos excrementos emitían un olor muy desagradable que dañaba todo lo que tocaba.
Puede alcanzar hasta 2 metros de envergadura y pesar unos 10 kg en el caso de las hembras, que son mayores que los machos. Esto la hace el águila más grande de América y la segunda más grande del mundo, solo superada por la mínima en envergadura por el águila de Filipinas (Pithecophaga jefferyi), aunque la harpía es más robusta y fuerte.
Su inmensa fuerza y tamaño hacen que se encuentre en la cima de la cadena trófica del bosque, donde es una eficiente cazadora de grandes animales como por ejemplo los perezosos, los monos, otras grandes aves, iguanas y serpientes e incluso presas tan difíciles como los puercoespines.
Un gigante silencioso
Una de las singularidades de esta inmensa ave es su maniobrabilidad para, a pesar de su envergadura, volar entre el tupido follaje de la selva sin ser percibido por sus presas. Incluso, se sabe de personas han pasado años en los bosques sin observar jamás una de estas águilas en libertad, y cuando se logra ver, generalmente aparece como un fantasma silencioso que cruza rápidamente un claro de la jungla o un río antes de desaparecer nuevamente.
La disposición redondeada de las plumas en su cabeza funcionan a modo de parabólica, posibilitando que los sonidos más suaves lleguen hasta ella. Esto posibilita que por un lado pueda sentir con mucha claridad a sus presas, y por otro le facilita huir de la presencia humana mucho antes de que el hombre llegue a ella.
Una especie en peligro
Para su supervivencia, al ser una especie grande con amplias necesidades energéticas, las águilas harpías necesitan de grandes extensiones de bosques húmedos tropicales conservados, con saludables poblaciones de monos y otros animales que les sirvan de alimento a ellas y sus crías. Esto ha chocado frontalmente con las necesidades de desarrollo de muchos de los países donde habita, donde se han degradado rápidamente los bosques debido a la tala indiscriminada para la obtención de madera y áreas nuevas de cultivos, así como la ampliación de los asentamientos humanos.
Por otro lado, también ha sido víctima de la caza furtiva para trofeos y por ser erróneamente considerada un ave dañina para el ganado.Existen leyendas populares en muchos sitios de águilas harpías que han sido capaces de levantar niños que son llevados a sus nidos para alimentar a sus pichones,
pero estas historias no tienen ningún fundamento y solo contribuyen a construir una injusta imagen negativa de esta magnífica ave. Afortunadamente hoy es una especie protegida en muchos lugares de América como por ejemplo en Panamá, donde es considerada el Ave Nacional.
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